Debido al continuo desarrollo de la tecnología de aislamiento, el diseño de motores requiere tanto una mayor potencia como un volumen reducido, lo que hace que la capacidad térmica de los nuevos motores sea cada vez más pequeña y la capacidad de sobrecarga cada vez más débil; y debido a la mejora de la automatización de la producción, se requiere que los motores funcionen con frecuencia en varios modos, como arranque frecuente, frenado, rotación hacia adelante y hacia atrás y carga variable, lo que impone mayores requisitos a los dispositivos de protección del motor. Además, los motores tienen una gama más amplia de aplicaciones y suelen funcionar en ambientes extremadamente hostiles, como húmedos, de alta temperatura, polvorientos, corrosivos, etc. Sumado a las irregularidades en la reparación de motores y las omisiones en la gestión de equipos. Todo esto ha provocado que los motores actuales se dañen más fácilmente que en el pasado.